domingo, 28 de marzo de 2004

KILA en la sala Manbo, Valladolid el 28/03/04















Kila se presenta en España como la nueva oferta del folk irlandés. Noviembre 2003.
Culos inquietos
Cuando creas que todo lo que escuchas alrededor del folk irlandés es lo mismo tómate un respiro y busca un disco de Kila. El grupo lleva más de quince años en esto y ha grabado seis discos. El último de ellos se puede encontrar en España y resulta un oasis en medio de la efervescencia tradicional que se respira hoy en día.
No se trata de hacerlo más moderno, más contemporáneo o con más elementos de fusión. Se trata, principalmente, de sonar de un modo diferente, de buscar algo que aún no se haya hecho y de mostrarlo de la mejor manera en la que el oyente puede disfrutarlo. Kila tiene sus orígenes en el 87, pero para el público español nace en el 2003, cuando el grupo está asentado, cuenta con personalidad y entrega discos como el “Luna park” que acaba de ponerse en las estanterías de las tiendas. Es un elogio al divertimento, pero no a la banalidad: bailar no es simplemente mover el culo y la música que te hace bailar no tiene por qué apoyarse en ritmos sencillos, sincopados y repetitivos. Kila parte de la música tradicional, pero la lleva al límite de sus posibilidades en el aspecto rítmico. Algo similar a meter una jota en medio de una sesión de house y que ésta no sólo no desentone, sino que anime la noche.
Kila apareció, sin saberlo, en el Jone’s College de Dublín. Allí se juntaban alumnos que jugaban a ser músicos tradicionales. Rossa y Rónán Ó Snodaigh destacaban por derecho y no es raro que alrededor suyo, entre concursos, conciertos y fiestas, apareciera una banda de verdad. Eran lo suficientemente dignos como para permitirse tocar, en medio de la capital de Irlanda, los sábados por la noche. Una violinista (Dee Amstrong) y una pareja de hermanos locos por la música (Lance y Brian Hogan) se apuntaron al carro. Así nació Kila, un grupo en el que también estaba Eoin Dillon (un gaitero capaz de construirse sus propias flautas) y Colm, el otro Snodaigh de la familia. “Era muy fácil tocar música, pero nos resultaba todavía más fácil tocar nuestra propia música. No nos preocupaba ni la raíz ni lo tradicional. Simplemente, éramos jóvenes libres a los que nos apetecía probar cosas. Era como la fase de iniciación”, dicen.
“Al principio éramos muy inocentes. Fue la constancia en hacer música lo que generó el buscar más allá. Somos inquietos a nivel artístico y, probablemente, ahora estamos en la situación de poder decir que somos buenos músicos”, comentan. Han llegado a España dentro de una gira internacional que les permite exponer el material de “Luna park” por medio mundo. “No sabemos si hemos aportado algo a la música tradicional irlandesa. Si te vale de algo, hemos publicado un libro con nuestras canciones como manera de contribuir a que esas cosas queden. Cuando empezamos a hacerlo era un poco raro, pero ahora mucha gente compone en nuestra lengua”, añaden.
Juntarse con los miembros de Kila no es como hacerlo con Hevia o con Carlos Núñez. Y eso se debe, principalmente, a que Irlanda es especial; un país donde la gente vive la música como nosotros el fútbol. Quien puede presumir de maestro es un verdadero genio y los miembros de Kila mantienen la modestia habitual. Sin embargo, cuando escuchas su “Luna park”, te das cuenta de que no estás ante uno más de los múltiples grupos irlandeses que parten de la música tradicional. De hecho, uno de sus proyectos en mente es hacer un disco de música para los clubs, uno de ésos que, en los medios más cool de la Gran Bretaña, apuntarían como de “clubbing”. Y es normal. “Nosotros escuchábamos pop, heavy, rock, funk… Tenemos influencias que van de la samba a la danza del vientre. Todo lo que escuchamos nos influye: la música rusa, la gitana, gente como Zap Mama… Quizás no somos tan buenos como ellos y no desmenuzamos su música con estudios concienzudos, pero nos influyen”.
Estamos hablando de música irlandesa y eso es hablar de Van Morrison, U2, Sinéad O’Connor, Chieftains o The Coors. De todo hay en la viña de la isla, pero todo parte de una raíz diferenciada, identificable. Un grupo de heavy metal irlandés no puede ocultar su origen aunque se tiña el pelo de rubio y se haga una permanente. Kila resultan, en ese aspecto, obvios; basta con escucharles para saber dónde han nacido, aunque, precisamente, se presenten en escena disfrazados de las cosas más pintorescas. “La experiencia en el escenario es muy fuerte: todo sube y baja. Somos como un equipo de fútbol. Cuando tocamos en Dublín nuestros conciertos involucran absolutamente al público: sale gente a bailar o aparecen colaboraciones de diferentes tipos. Cuando viajamos, asumimos que somos siete y que no podemos, por cuestión económica, desplazar un show”. El mundo del folk, amparado en esa adorable etiqueta que luce como “world music”, está permitiendo que bandas como Kila pasen a engrosar los carteles de numerosos festivales cuya mira es, principalmente, dar a conocer músicas de otras culturas. “A medida que crecen esos festivales vemos que hay más público que valora músicas como la nuestra. Es como el flamenco: tenéis un flamenco clásico y otro popular: uno se queda en su origen y otro salta a la mayoría. Ocurre igual con el tango o la bossa nova. Incluso en el ámbito urbano se empiezan a considerar esas músicas para fusionarlas con otras. Lo principal es hacer algo diferente”.
Los miembros de Kila mantienen, al mismo tiempo que la banda, proyectos diferentes: el uno graba, el otro produce y el otro, caso de Rossa, se preocupa de escribir libros como “La alegría de mear”. No estamos hablando del cuadro folklórico tópico, sino de gente que vive su tiempo y cuyas preocupaciones necesitan una expresividad que, eso sí, evidencia su raíz.
“Hay siete colores en el arco iris y somos siete. Puede que el grupo se incremente si eso surgiera de modo natural. En ‘Luna park’ trabajamos con un cuarteto de cuerda que movemos nosotros mismos, pero no tendríamos problemas en que alguien que aportara se incorporara al grupo. El único inconveniente es girar y los gastos que eso supone cuando somos tantos”, comentan. Escuchan y veneran a grupos y solistas de todo el mundo. Y no dudan en alabar, entre los españoles, a Milladoiro o Berrogüeto. De hecho, no les importaría tener música española dentro de sus composiciones. “Quizás en uno de nuestros próximos temas utilicemos una guitarra flamenca. En Dublín tocamos de vez en cuando con un par de guitarristas mexicanos, pero resultan muy heavies aunque suenen a flamenco”, apuntan. Parece que la música de Kila tiene un origen, pero nunca un final.
Si puedes conocerlos, conócelos. Sería muy extraño que te defraudaran.
A Valladolid fuimos Manolo,Eva, Paula y Rosa, el concierto fue en una discoteca, estuvimos de pie un buen rato, mucha fuerza, mucha energia, mucha marcha, pero enseguida nos cansaron y subimos a sentarnos en un altillo que estaba acristalado.
Rober.

domingo, 21 de marzo de 2004

JAÉN el (21/03/04)




























Subimos al Castillo de Santa Catalina desde donde se tienen unas vistas preciosas de todo Jaén y alrededores, vine impresionado de todas las fincas de olivares y de lo bien cuidadas que estaban.
Rober.

sábado, 20 de marzo de 2004

SIERRA CAZORLA el (20/03/04)


















Como se puede ver en las fotos de arriba hicimos la ruta al lado del río, lo pasamos muy bien y nos gustó mucho.
Rober.

viernes, 19 de marzo de 2004

ÚBEDA el (19/03/04)















También visitamos Úbeda en el día de hoy, recorrimos sus calles y monumentos.
Rober.

BAEZA el (19/03/04)







































































Con el grupo Margot nos fuimos Rosa y yo a tierras andaluzas, pasamos toda la noche de viaje para poder estar a primera hora en Baeza, muy bonito todo esto.
Rober.

jueves, 11 de marzo de 2004

DULCE PONTES en el Palacio de la Ópera - La Coruña 11/03/04




















En este viaje a Coruña a ver a Dulce Pontes fui con Rosa y Manolo, ibamos con la duda de si habría actuación pues esa mañana fue el atentado en Madrid, nos arriesgamos a ir y finalmente actuó. Hizo un concierto muy emotivo debido a ello, tocando los temas de su disco con Ennio Morricone.
Último disco que adquirimos "El corazón tiene tres puertas" del 2006.

Rober
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