Paramos también en el Lago Rojo, bueno rojo, rojo... un desprendimiento del monte Ghicos corto el curso de las aguas e inundo un gran bosque dejando algunos troncos sumergidos pero asomando sobre el nivel del agua. Aquí había varios puestos de "Cozonac kúrtós", los rulos que me recordaron los que comimos en Praga, hacia mucho calor pero aún así cogimos de dos sabores una de nuez y de canela.
Rober.
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