Llegamos justo para dejar la maleta en el hotel y salir pitando a cenar, fuimos a "las siete calles", tuvimos que repartirnos ya que veinte eramos mucho para los mesones de la zona, degustamos varias cosas, entre ellas el bacalao, una cuadrilla en la barra entonaba canciones típicas.
Al final del viaje vine con dos kilos más, tiene razón Moises, "El hombre es como el porco kilo que come, kilo que pone", je,je.
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